El Sagrado Corazón, abismo de misericordia

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La venerable Madre María Sales Chappuis, cuya ocupación, según ella misma decía, era «sondear el Corazón de Dios», no dudaba en decir: «Aunque cada vez que respiramos cayésemos en una falta, si otras tantas veces nos volvemos a Dios para volver a comenzar, nuestras caídas no nos dañarían. El Señor mira menos las faltas que el provecho que sacamos de ellas, si las empleamos para humillarnos ante Él y hacernos pequeños, bondadosos. Entonces no perjudican nada, ni debilitan su voluntad hacia nosotros. Es una gracia muy grande para un alma conocer sus propias faltas; este conocimiento le hace descubrir la bondad de Dios y el precio de los méritos del divino Salvador.» (José Tissot, El arte de aprovechar nuestras faltas)