El fuego de la caridad en el alma

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Yo no quiero, hija mía, en tu corazón otro fuego que el de la caridad: este fuego, victorioso de los ardores impuros, de tus pasiones, abrasará tu voluntad (Deut. IV), y hará de ella una preciosa víctima: esto es lo que deseo y he deseado siempre de ti. Yo quiero ser todo tuyo, y que tú seas toda mía; lo cual no podrá ser mientras, no haciendo de ti aquella resignación en mi voluntad, que tanto me agrada y me deleita, estuvieres pegada al amor de ti misma, a tu propio parecer, al deseo de la libertad y de la vanagloria del mundo.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)