El amor puede y debe prescindir de esas satisfacciones personales que son los consuelos y los gozos que a veces nos proporciona el amor divino. Cuanto más se prescinde de nuestros bienes superficiales, más se consigue el Bien profundo.
El amor puede y debe prescindir de esas satisfacciones personales que son los consuelos y los gozos que a veces nos proporciona el amor divino. Cuanto más se prescinde de nuestros bienes superficiales, más se consigue el Bien profundo.