La ignorancia, vicio del entendimiento

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El entendimiento debe conservarse siempre libre y exento de dos grandes vicios que suelen pervertirlo: el uno es la ignorancia, la cual le impide el conocimiento de la verdad, que es su propio objeto. Es necesario, pues, iluminarlo de tal suerte con el ejercicio, que vea y conozca con claridad lo que se debe hacer para purificar el alma de las pasiones desordenadas, y adornarla de virtudes. Esta luz se alcanza por dos medios: el primero y más importante es la oración, pidiendo al Espíritu Santo que se digne infundirla en nuestros corazones; y no dudes, hija mía, que el Señor te la comunicará abundantemente, siempre que de veras lo busques y desees cumplir su divina ley, y sujetes tu propio juicio al de tus superiores o padres espirituales. El segundo es una aplicación continua a considerar y examinar bien las cosas que se presentan, para conocer si son buenas o malas, juzgando de su bondad o de su malicia, no por la exterior apariencia con que se presentan a los sentidos (1 Reg. XVI, 7), ni según la opinión del mundo, sino según la idea que nos da el Espíritu Santo.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)