Todas estas escaramuzas se suelen pasar en esta guerra de la castidad, cuando el Señor lo permite para probar sus caballeros, si de verdad le aman a Él y a la castidad por quien pelean. Y después de hallados fieles, envía su omnipotente favor, y manda a nuestro adversario que no nos impida nuestra paz ni nuestra secreta habla con Él. Y goza el hombre entonces de lo trabajado, y sábele bien y esle más meritorio. (Juan De Ávila, Audi filia)