Y siendo ya el Niño de doce años, subiendo sus padres a Jerusalén, según la costumbre del día de la fiesta, quedóse el Niño Jesús en el templo, sin que ellos lo supiesen. Y después que lo hallaron menos y lo buscaron tres días con grandísimo dolor, vinieron a hallarlo en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándolos muy sabiamente, y poniendo a todos en admiración con la grandeza de su prudencia y con sus respuestas.
Aquí puedes considerar primeramente cuán grande sería el dolor que la sacratísima Virgen en estos tres días padecería, habiendo perdido un tan grande y tan incomparable tesoro, y con cuánta diligencia, con cuánto cuidado y con cuántas lágrimas lo buscaría por todas partes, y con cuánta devoción y humildad por una parte suplicaría a Dios le deparase aquel tesoro, y con cuánta obediencia por otra se resignaría en sus manos y haría sacrificio de sí y de su amantísimo Isaac al común Señor de ambos.
Vida de Cristo