Comencemos la santidad poco a poco

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Pero tú ves que la montaña de la perfección cristiana es muy alta. «¡Ah, Dios mío! -dices para tus adentros ¿cómo podré subir?» ¡Ánimo, Filotea! Cuando las abejitas comienzan a tomar forma, se las llama ninfas, y entonces aun no saben volar por las llores, ni por las montañas, ni por las colinas cercanas, para recoger la miel; pero, poco a poco, nutriéndose de la miel que les han preparado sus madres, estas pequeñas ninfas toman alas y se robustecen, de suerte que después vuelan, buscando por toda la comarca. Es cierto que nosotros somos todavía pequeñas ninfas de la devoción, y que no podríamos subir según nuestras aspiraciones, las cuales no son otras, nada menos, que alcanzar la cima de la perfección; pero, si comenzarnos a tomar forma con nuestros deseos y propósitos, comenzarán a salirnos las alas. Hemos de confiar en que, algún día, llegaremos a ser abejas espirituales y que volaremos. Entre tanto, vivamos de la miel de tantas enseñanzas que nos han dejado los antiguos devotos, y pidamos a Dios que nos dé alas como de paloma, para que, no solamente podamos volar durante la vida presente, sino también descansar en la eternidad de la vida venidera.

Introducción a la vida devota