El apostolado es obra de caridad

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Nuestra unión con Dios, dice San Juan de la Cruz, reside en la unión de nuestra voluntad con la suya, y se mide con ella. Santa Teresa no tiene un concepto falso de la espiritualidad que consistiría en creer que únicamente en el claustro el alma puede progresar en su unión con Dios: al contrario, juzga que la actividad cuando es impuesta por Dios, y se ejerce en las condiciones que placen a la divina voluntad, viene a aumentar la unión de su alma con Nuestro Señor, el cual vive en ella y le da ánimo en sus trabajos, encaminándola hacia la santidad, y todo esto lo logra alimentando su espíritu de sacrificio, su humildad, su abnegación, su ardor y su entrega total por el reinado de Dios. La santidad, en efecto, reside, ante todo en la caridad, y una obra de apostolado que merezca ese nombre no es otra cosa que un acto de caridad. (Dom. J.B. Chautard, El alma de todo apostolado)