Admiración ante el Santísimo Sacramento

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«… ante el Santísimo Sacramento me encontraba tan absorta que jamás  experimentaba ningún cansancio. Hubiera pasado ahí los días enteros con sus noches sin beber, ni comer y sin saber lo que hacía, si no era consumirme en su presencia, como un cirio ardiente, para devolverle amor por amor. No me podía quedar en el fondo de la iglesia, y por confusión que sintiese de mi misma, no dejaba de acercarme cuanto pudiera al Santísimo Sacramento»