Las 5 leyes estructurales del diálogo con Dios

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¿Cómo «funciona» el diálogo con Dios? Está claro que no es igual a un diálogo entre seres humanos. Entonces, ¿cuál es la dinámica interna del encuentro con Dios en la oración? ¿En qué consiste hacer oración?

M. Magrassi nos ofrece una excelente síntesis:

Cinco leyes del diálogo con Dios

La oración presupone una relación y, más precisamente, una relación de amor

Los hombres de la Biblia son los amigos de Dios. La oración, por tanto, puede descubrirse en la línea de la amistad y los orantes son los amigos de Dios que conversan con Él ya que son invitados por Él a ese coloquio.

En la relación con el hombre, Dios tiene siempre la iniciativa

Aunque en la Biblia parezca prevalecer la «búsqueda de Dios», es él quien se mueve primero en busca del hombre. Si Dios no se hubiese revelado, todas las fatigas experimentadas para encontrarle serían válidas; pero si Él se ha revelado, es justo y prudente que lo busquemos a través del camino de su revelación concreta.

En el diálogo hay que dejar a Dios la iniciativa: orar es sobre todo escuchar

La oración en la Biblia privilegia la actitud de la escucha: «Escucha, Israel» (Dt 6,4). Al principio ya existía la Palabra. Jesús es la revelación total de Dios. Orar es acoger esta palabra y este misterio.

El hombre de la Biblia transforma en oración todas las realidades que pueblan su vida

El Dios de la oración es el Dios de la salvación, el Dios de la vida. «La oración no es una experiencia aparte, un hecho aislado. No está la oración, por un lado, y la vida, por el otro. Se ora lo que se vive…»

La oración bíblica (cristiana) es sobre todo contemplativa

Sin prescindir de la realidad personal del orante y de cuanto lo rodea, el interés de la oración apunta hacia Dios, hacia su persona y hacia su acción. La oración es esencialmente teocéntrica. A partir de Dios, el orante sabrá volver a sí mismo y a las cosas que tiene que realizar, para su gloria y en su servicio.

(Cfr. M. Magrassi, Le leggi strutturali del dialogo con Dio, en Insegnaci a pregare, n 2/1980 de la revista «Parola, Spirito, Vita» p. 7-10).


Autor, P. Evaristo Sada L.C.(Síguelo en Facebook)

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