¿Crecimiento espiritual?

5839
éxito en la vida, en dos pasos

¿Cómo ir creciendo en la vida espiritual?

Si has tenido la gracia de recibir una oportunidad para preguntártelo, una inspiración del Espíritu Santo a crecer en intimidad con Dios, no lo desaproveches.
Casi siempre éstas se acompañan de momentos “increíbles” que han dejado una huella en el corazón al atisbar muy de lejos lo que puede ser el cielo.
El fervor y la voluntad están a tope y tienes la seguridad de que nada puede detenerte. Tal vez crees que has llegado a la cima de la montaña y que de aquí en adelante todo será fácil porque tú ya has hecho tu opción por Dios. Has decidido cumplir los mandamientos, vivir los sacramentos, alimentarte de su Palabra… a todo has dicho que sí. (Y ¡qué bueno!)

Pero… ¡NO!
Este camino es cuesta arriba, con el viento en contra y tormentas que te nublan la vista. Y nada ganaría yo, ni te haría las cosas más fáciles a ti si pretendiera ocultarte que:

Entrarás al desierto, porque es un don de Dios para tu conversión.
Y experimentarás la sequedad, porque Dios quiere tu confianza y tu abandono.
Y pecarás, para poder experimentar el amor de la misericordia.
Y perderás seguridades, para que aprendas que tu única seguridad puede ser Dios.
Y dejarás de recibir consuelos, para que aprendas a alimentarte de pura fe y esperanza.
Y tus proyectos se frustrarán para que aprendas a amar a Dios y no sus obras.
Y tendrás que depender sólo de Él, para que puedas crecer en humildad.
Y te hará falta un abrazo cariñoso, para que corras a la Santísima Virgen.
Y te sentirás frágil y débil, para que aprendas que te basta su gracia.
Y te sentirás indigno, porque nadie es digno de su amor.
Y serás tentado, para que aprendas que sólo Él es la fortaleza.
Y serás criticado, para qué valores más que Él te bendice.
Y muchos te dejarán solo, para que estés más con Él.
E irás perdiendo el gusto por las cosas del mundo, porque anhelarás las del cielo.

Todo esto pareciera indicar que vas por mal camino, pero en realidad es lo contrario. El desapego, la renuncia, el sacrificio, las pérdidas, son oportunidades para madurar la fe, la confianza, la esperanza y el abandono a su voluntad. Es el combate espiritual y nuevamente aquí, tus mejores armas serán su Palabra, la oración y los Sacramentos.

Aunque todo esto suene terrible y parezca que tiene como fin desanimarte, en el fondo puedes tener absoluta certeza que no te faltará su gracia y que solo habiendo caído en muchos de estos baches, Dios podrá levantarte y descubrirás el amor más grande, perfecto, incondicional y eterno que existe, lo descubrirás a Él.