¿Cómo ver la oración? Hay dos formas de ver la oración. Una es verla desde nuestro punto de vista. Otra es verla desde el de Dios. Si usted está sentado cómodamente, vamos a empezar ahora a hablar de la oración desde nuestro punto de vista. Hay tres aspectos de la oración que están totalmente vinculados. El uno sin el otro sería como pensar en McDonald’s sin las papas fritas y el ketchup.
La perfección, la plegaria y la penitencia están intrínsecamente vinculadas. Pero palabras como «perfección», “plegaria” y «penitencia» hoy en día tienen mala fama y creo que sería bueno redefinir estas palabras. Si no, nadie va a querer orar.
Perfección
La razón principal de nuestra oración se arraiga en nuestro deseo de perfección. O puesto en términos nuestros, la oración se basa en nuestro deseo de ser mejores. Nuestro deseo de ser mejores personas, nuestro deseo de ser de más ayuda a la gente, nuestro deseo de agradar a Dios cada día más. Básicamente ser mejores personas y ser mejores en algo.
Creo que los que oran siempre deben recordar esto porque de lo contrario la oración se convierte en una tarea, ya sea disciplinar, ya sea un ejercicio de auto-gratificación.
Y si a alguien no le importa nada ser mejor, entonces le es inútil orar.
Penitencia
La penitencia no es una palabra bonita, pero lo único que realmente significa es: «poner las cosas como deben estar». Podríamos decir que este aspecto de la «penitencia» es lo que distingue la verdadera oración. De cara a la realidad siempre encontramos algo en nosotros que sería bueno cambiar. La penitencia no es otra cosa que esto: reajustar las cosas para que estén como deben de estar. Y en vez de gloriarnos en ejercicios exóticos, como duchas de agua fría o el ir sin comer durante una semana, la mejor penitencia es por lo general el cumplimiento del propio deber. Y cuando digo «el propio deber» no sólo significa ‘el trabajo’. Me refiero a nuestro deber como cristianos.
Pero el querer poner las cosas en su lugar (corregir lo que anda mal en mí) si no estoy animado por el deseo de ser mejor, es como volar en clase económica ida y vuelta a los Estados Unidos sin tener absolutamente ningún motivo para hacerlo. La penitencia sin rumbo fijo, no sólo es gastar dinero inútilmente sino también indica problemas en la cabeza.
Plegaria
Es sólo cuando se tiene en cuenta la perfección (el deseo de ser mejor) y la penitencia (el deseo de poner las cosas en su lugar, como deben de estar) que puede entrar en juego la plegaria (la oración).
La oración mostrará al alma la forma en que tiene que ir para que sea una persona mejor y la oración también le dará al alma la gracia, el entusiasmo y la perseverancia que necesita para solucionar sus deficiencias.
Pero hay mucho más.
La oración vista desde Dios.
Autor, David Murray
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