5 sugerencias prácticas para vivir el Año de la fe

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5 sugerencias prácticas para vivir el Año de la fe

El Año de la fe que comienza mañana 11 de octubre es para redescubrir el brillo, la belleza y la grandeza de nuestra fe católica.

El Papa nos recuerda con frecuencia que el cristianismo es sobre todo el seguimiento de una Persona: Jesucristo. Por ello, renovar nuestra fe ha de significar sobre todo crecer en el conocimiento personal de Cristo: un conocimiento íntimo, experiencial, vivo del Señor. Y para ello no hay mejor camino que la oración.

El conocimiento de alguien se alcanza principalmente por el trato y el amor se despierta y crece a través del contacto personal. Esto que es verdad en las relaciones interpersonales, vale igualmente para nuestra relación con Jesucristo.

Por eso creo que un buen propósito para el Año de la fe es poner medios concretos para crecer en nuestra vida de oración, mejorar nuestra comunicación con Dios. Y lo mismo aplica al desafío de la nueva evangelización que se está tratando en el Sínodo de los Obispos. La nueva evangelización comienza con la oración. Sin haber hecho la experiencia viva del amor de Cristo no es posible compartirla. ¿Cuál fue la acción más eficaz de los primeros cristianos? Dar testimonio de lo que habían visto y oído (cf 1 Jn 1,1). El evangelizador es más creíble si es testigo.

Cinco sugerencias concretas:

1. Dedicar todos los días un tiempo para leer y meditar la Palabra de Dios.  Puede servir esta guía sencilla sobre el método de la Lectio Divina que publiqué anteriormente.

2. Participar en la misa con particular atención, fervor e intensidad. La misa es la oración más perfecta y es escuela de oración. Y la vida espiritual consiste en penetrar el Misterio de Cristo y vivirlo juntamente con Él.

Para vivir mejor la misa puede ayudar la comprensión de lo que ella es y de cada una de sus partes. El mismo catecismo ofrece una explicación sintética de gran valor acerca del sacramento de la Eucaristía en general (cfr. NN 1322-1419) y de la misa en particular (cfr. NN 1345-1355).

Muchas personas tienen el hábito de hacer media hora o una hora de adoración eucarística semanal. Quienes quieran dar un paso adelante en su vida de oración, podrían considerarlo. Contemplando a Cristo Eucaristía podemos conocerle cada vez mejor. En mi comunidad religiosa hacemos media hora de adoración eucarística todas las noches y puedo decirles que es una extraordinaria fuente de gracias.

3. Leer el Catecismo de la Iglesia (un capítulo a la semana, por ejemplo). Su rico contenido doctrinal constituye excelente materia para la meditación personal y el diálogo con Dios. Al leer cada número del catecismo se puede elevar una oración de acción de gracias a Dios por habernos dado el gran don de la fe el día de nuestro Bautismo. Así mismo les recomiendo la lectura del Youcat en español, para quienes quieran comenzar por una exposición más breve y asequible de las grandes verdades de nuestra fe.

4. Rezar el Credo en familia, como lo sugería en el artículo que escribí el 21 de agosto: ¿Cómo celebrar el Año de la fe en familia? El Credo resume nuestra fe en unas pocas líneas. El rezarlo diariamente es una forma de agradecer a Dios el don de la fe, que vale más que la vida. Nuestra fe es el mayor regalo que hemos recibido de Dios.

5. Cada vez que pases frente a una Iglesia, hacer un acto de fe. Es tan sencillo como acordarse de Dios y decirle: Creo que estás allí, te quiero.


Autor, P. Evaristo Sada L.C.(Síguelo en Facebook)

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