La sobreabundante misericordia de Dios en nosotros

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Solamente el que es rico sobreabundantemente puede dar sin pedir; solamente el que es dichoso sin límites puede encontrar su gozo en hacer felices a los miserables; solamente Él, de cuyo corazón se desborda el Océano de todas las perfecciones, puede descender hasta el abismo de todas las miserias para colmarlas con la opulencia de su plenitud. Dios es misericordioso, porque es infinito; nosotros somos egoístas, porque somos limitados Para ser misericordiosos necesitamos en cierto modo ser divinos; la misericordia es un sello divino, es una imitación de Dios. Por eso nos dijo Cristo; “Sed misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre celestial», (El Espíritu Santo)