Camina esta Cuaresma de la mano de María

3204
  • Al pie de la cruz está silenciosa y orante la Madre de Jesús. Si seguimos a Cristo en su pasión, María estará siempre a nuestro lado. Hoy deseo encomendar a la santísima Virgen el itinerario cuaresmal de toda la Iglesia. ( San Juan Pablo II)
  • No tengáis miedo del desierto, buscad más momentos de oración, de silencio, para entrar en nosotros mismos. No tengáis miedo. Estamos llamados a caminar por las sendas de Dios, renovando las promesas de nuestro bautismo: renunciar a Satanás, a todas sus obras y a todas sus seducciones. El enemigo está ahí, al acecho, tened cuidado. Pero no dialoguéis nunca con él. Nos encomendamos a la intercesión maternal de la Virgen María. (Papa Francisco)
  • Que la Virgen María, la Madre de Aquel que quebró la cabeza a la serpiente, nos ayude en este tiempo de Cuaresma a estar vigilantes ante las tentaciones, a no someternos a ningún ídolo de este mundo, a seguir a Jesús en la lucha contra el mal; y también nosotros saldremos vencedores como Jesús. (Papa Francisco)
  • Que la Cuaresma sea para todos los cristianos una ocasión de conversión y de impulso aún más valiente hacia la santidad. Con este fin, invoquemos la intercesión materna de la Virgen María. (Benedicto XVI)
  • Aprovechemos, pues, la Cuaresma, como un tiempo privilegiado para purificarnos, para experimentar la presencia consoladora de Dios en nuestras vidas. La intercesión materna de la Virgen María, un ícono de la fidelidad a Dios, nos sostenga en nuestro camino, ayudándonos siempre a rechazar el mal y a acoger el bien. (Papa Francisco)
  • Continuemos con alegría nuestro camino cuaresmal. Demos espacio a la oración y a la Palabra de Dios, que abundantemente la Liturgia nos propone en estos días. Que la Virgen María nos enseñe a permanecer con Jesús incluso cuando no lo entendemos y no lo comprendemos. Porque solo permaneciendo con Él veremos su gloria. (Papa Francisco)
  • Encomendamos estos sentimientos y nuestro compromiso cuaresmal a María, para que ayude a todos los cristianos a transformarse en signo concreto del amor vivificante de Dios, a fin de que anuncien a todos, especialmente a quienes sufren y a cuantos están solos y abandonados, la alegría de la Pascua de resurrección. ( San Juan Pablo II)
  • En el tiempo de Cuaresma, el Señor nos invita a la conversión. Cada uno de nosotros debe sentirse interpelado por esta llamada, corrigiendo algo en nuestras vidas, en nuestra manera de pensar, de actuar y vivir las relaciones con los demás. Al mismo tiempo, debemos imitar la paciencia de Dios que confía en la capacidad de todos para poder “levantarse” y reanudar el viaje. Dios es Padre, y no apaga la llama débil, sino que acompaña y cuida a los débiles para que puedan fortalecerse y aportar su contribución de amor a la comunidad. Que la Virgen María nos ayude a vivir estos días de preparación para la Pascua como un tiempo de renovación espiritual y de confianza abierta a la gracia de Dios y a su misericordia. (Papa Francisco)
  • Dejémonos curar por Jesús, que puede y quiere darnos la luz de Dios. Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, lo que la Biblia llama el «gran pecado» (cf. Sal 19, 14): el orgullo. Que nos ayude en esto María santísima, la cual, al engendrar a Cristo en la carne, dio al mundo la verdadera luz. (Benedicto XVI)
  • Que la Virgen María nos ayude a confiarnos completamente a la misericordia de Dios, para convertirnos en criaturas nuevas. (Papa Francisco)
  • Dirijámonos a nuestra Madre María, y encomendémonos a su guía para continuar con fe y generosidad este itinerario de la Cuaresma, aprendiendo un poco más a «subir» con la oración y escuchar a Jesús y a «bajar» con la caridad fraterna, anunciando a Jesús. (Papa Francisco)
  • Durante este tiempo de Cuaresma pidamos a María, Madre del Verbo encarnado y Maestra de vida espiritual, que nos enseñe a orar como hacía su Hijo, para que nuestra existencia sea transformada por la luz de su presencia. (Benedicto XVI)