Vivir con los ojos puestos en Jesús

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Vivir con la mirada en Dios

“Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, ilustre Teófilo, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.”

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír» (Lc 1, 1-4: 4, 14-21).

TRES CONSIDERACIONES

San Lucas escribe el Evangelio habiéndose informado de los hechos y dichos referidos a Jesús. Es autor de dos libros, el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Será el texto que nos acompañará este año durante los domingos del Tiempo Ordinario.

Jesús se levanta en medio de sus paisanos para hacer la lectura en la reunión sinagogal. Este movimiento espontáneo revela autoridad, decisión, opción comprometida. El Nazareno no tiene el pudor vergonzante, y se presenta ante sus paisanos como el anunciado por los profetas.

“Los ojos en Él”. Esta expresión la recoge santa Teresa, y será indicación para acertar en el camino de la vida, en el proceso espiritual. “Los ojos en vuestro esposo”; “Pon los ojos en mí”. “Después que vi la gran hermosura del Señor, no veía a nadie que en su comparación me pareciese bien ni me ocupase; que, con poner un poco los ojos de la consideración en la imagen que tengo en mi alma, he quedado con tanta libertad en esto, que después acá todo lo que veo me parece hace asco en comparación de las excelencias y gracias que en este Señor veía. Ni hay saber ni manera de regalo que yo estime en nada, en comparación del que es oír sola una palabra dicha de aquella divina boca, cuánto más tantas.”

PROPUESTA

¿En quién te ves? ¿A quién miras?


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