Meditación: Solemnidad de la Inmaculada

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Novena de la Inmaculada Concepción de María

El Señor Dios dijo a la serpiente: «Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón».»(Gén 3, 15)

Tiempo de Adviento

«El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

-«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».»(Lc 1, 28. 30-32)

Recepción de la Palabra

En el texto de la Anunciación, se descubre la profecía del autor del libro del Génesis. Donde señala la descendencia de la mujer que vencerá al Malo, cabe contemplar el acontecimiento de la Encarnación.

Al unir los dos textos que hoy se proclaman en la Liturgia, escritos con una distancia de cerca de mil años, comprendemos mejor la fidelidad de Dios y su plan de salvación desde antiguo.

Sorprende la reacción divina ante el comportamiento humano. En vez de romper la relación, el Creador promete inmediatamente la restauración, que sucederá definitivamente con la concepción inmaculada de María, la Encarnación del Verbo y el nacimiento de Jesús, el nuevo Adán, el Emmanuel.

En la experiencia de debilidad, y hasta de pecado, no cabe argumentar que Dios se ha alejado, cuando el autor sagrado describe cómo el Creador busca a la criatura, la llama, habla con ella, la viste, y le promete la restauración definitiva de las relaciones entre Dios y la humanidad entera.

Hoy es un día de alabanza y de agradecimiento, porque tenemos el privilegio de haber conocido el cumplimiento de las promesas. El misterio de la Concepción Inmaculada de María nos concierne; en este hecho dio comienzo el plan de la redención, consumado por el «nacido de mujer», Jesucristo, que murió en la Cruz y resucitó de entre los muertos.

¿Contemplas la acción de Dios como algo relacionado con otros o te sientes incluido en ella? ¿Cómo te afecta el acontecimiento de la intervención divina en la historia? ¿Puedes recordar algún hecho en tu vida como experiencia de Dios?


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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