Cuando los afectos se hacen áridos, Dios quiere elevarnos por encima de nuestros sentidos y unirnos a él por medio de una fe pura y el puro espíritu. La oración en estas condiciones será sin consuelos pero no sin frutos.
Cuando los afectos se hacen áridos, Dios quiere elevarnos por encima de nuestros sentidos y unirnos a él por medio de una fe pura y el puro espíritu. La oración en estas condiciones será sin consuelos pero no sin frutos.