Un alma que practica bien el santo abandono, deja a Dios la determinación del grado de santidad que ha de alcanzar en la tierra y de la gloria con la que ha de ser coronada en el cielo.
Un alma que practica bien el santo abandono, deja a Dios la determinación del grado de santidad que ha de alcanzar en la tierra y de la gloria con la que ha de ser coronada en el cielo.