Cristo llama al arrepentimiento, una llamada que carecería de sentido si los estándares de Dios fueran diametralmente diferentes de los que ya conocemos y fallamos en practicar.
Cristo llama al arrepentimiento, una llamada que carecería de sentido si los estándares de Dios fueran diametralmente diferentes de los que ya conocemos y fallamos en practicar.