Durante la oración, el demonio nos tienta desviando nuestra mirada de Dios y enfocándola en nosotros mismos y en los sentimientos que tratamos de producir por nuestra propia voluntad.
Durante la oración, el demonio nos tienta desviando nuestra mirada de Dios y enfocándola en nosotros mismos y en los sentimientos que tratamos de producir por nuestra propia voluntad.