10 medios para mejorar la comunicación con Dios (Primera Parte)

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A partir de las dificultades que tiene el laico en su vida de oración y de las 10 cualidades de la oración del laico, me pregunté: ¿qué medios le convendría a un laico poner para mejorar su comunicación con Dios?

Menciono ahora algunos medios que pueden ayudar, sin pretender ser exhaustivo. En temas como el de la oración no hay elencos perfectos ni completos. No se puede decir: estos son los 10 medios, ni uno más ni uno menos… Comparto sólo algunos que considero importantes:

10 medios para mejorar la comunicación con Dios

  1. Traza un plan de vida: ¿A dónde vas? ¿Qué pretendes? Al final de la vida ¿a dónde quieres llegar?
    ¿Quieres una vida feliz y una eternidad más feliz todavía junto a Dios en el cielo? Esto requiere tener visión y elegir los medios que te permitirán alcanzar tu objetivo final. No te empeñes en vivir en miopía, sino disfruta tu capacidad de mirar a lo lejos. Tienes que saber a dónde quieres llegar y luego avanzar paso a paso hacia esa meta, haciendo las opciones y las renuncias que se requieran y corrigiendo la ruta cuantas veces sea necesario.
  2. Practica la virtud de la humildad: pregúntate quién eres y obra en consecuencia.
    Hazte preguntas profundas y acepta la verdad sobre ti mismo. Date cuenta de que es absurdo vivir bajo la arrogancia de la autosuficiencia, que eres frágil, que tu vida no depende de ti, que tus cualidades las recibiste gratuitamente del Creador, que tu liderazgo debe estar fundado en el servicio y no centrado en ti mismo. Podríamos decir que el hombre soberbio tiene tapadas las coronarias, es un sarmiento que no deja pasar la savia de la Vid y por tanto corre un grave riesgo de infarto, de muerte espiritual. El hombre es más hombre cuando se pone de rodillas ante su Creador y Padre.
  3. Busca la paz interior.
    La paz interior se construye con medios naturales como pueden ser el silencio exterior e interior, la disciplina mental, el orden, la quietud. Evita conflictos, pide perdón, perdónate, perdona y olvida. No ambiciones nada, no tengas envidia. La paz interior está dentro de ti.
    Y sobre todo con medios sobrenaturales: descubre y cuida la presencia de Dios en tu alma por la vida de gracia, verdadera fuente de paz. Cimienta tu vida sobre las certezas de la fe, pon tu confianza en el Señor, ama siempre y a todos.  
  4. Cultiva la vida de gracia: vida Eucarística y confesión frecuente.
    – Eucaristía: Comunión, visitas a Cristo Eucaristía, adoración eucarística. La Eucaristía es el alimento del orante. Como laico caminas en la selva y en el desierto, navegas en mares agresivos, tienes la responsabilidad de confesar tu fe en ambientes difíciles: necesitas audacia y fortaleza.
    – Confesión frecuente, periódica, conversión continua: Estar en gracia de Dios es valorar su amistad, cultivar la fidelidad en el amor, consciente de la propia debilidad y miseria que te lleva a hacer lo que no quieres (cfr. Rom 7,19)
  5. Pide a Dios el don de la intimidad con Él. El trato de amistad con Dios es un regalo que tenemos que pedir. Puedes esforzarte mucho remando contra corriente sin avanzar; hay que alzar las velas para captar el viento del Espíritu y avanzar bajo el impulso de sus alas. «Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.» (Is 40,31)
    Suplícale a María que Ella, como buena madre y como maestra de oración, interceda por ti y te obtenga de Su Hijo la gracia de la intimidad con Dios. Pídele a la Virgen María que cada día le diga a Jesús: «No tiene vino» (cfr. Jn 2, 3) y espera que Jesús te haga el milagro de convertir el agua o el vinagre de la vida ordinaria en vino de amistad con Él.
  6. Crece en el conocimiento de Jesucristo, sobre todo a través de la Escritura.
    «La Iglesia recomienda insistentemente a todos sus fieles… la lectura asidua de la Escritura para que adquieran «la ciencia suprema de Jesucristo» (Flp 3,8)… Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues «a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras»». (Catecismo 2653)
    Cuando más se conoce a Jesucristo más se gusta su presencia, más le amas, más cerca quieres estar de Él. Para esto son de gran utilidad buenos comentarios de la Palabra de Dios, la lectura de los padres de la Iglesia, las catequesis del Papa, para comprender mejor su mensaje y aprender a desentrañarlo.

El miércoles entrante continuaré con los cuatro medios restantes.


Autor, P. Evaristo Sada L.C.(Síguelo en Facebook)

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