Después yo pienso aquí ante la muerte, maestra de la filosofía de la vida, que el acontecimiento más grande entre todos para mí fue, como lo es para cuantos tienen igual suerte, el encuentro con Cristo, la Vida. Ahora habría que volver a meditar todo con la claridad reveladora que la lámpara de la muerte da a este encuentro. «Nihil enim nobis nasci profuit, nisi redimi profuisset»: En efecto, de nada nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados. Este es el descubrimiento del pregón pascual, y este el criterio de valoración de cada cosa que mira a la existencia humana y a su verdadero y único destino, que sólo se determina en relación a Cristo: «O mira circa nos tuae pietatis dignatio»: ¡Oh, piedad maravillosa de tu amor para con nosotros! Maravilla de las maravillas, el misterio de nuestra vida en Cristo. Aquí la fe, la esperanza, el amor cantan el nacimiento y celebran las exequias del hombre. Yo creo, yo espero, yo amo , en tu nombre, Señor.
Meditación sobre la muerte