Relato de la Última cena

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Después, llegó el Señor con los otros discípulos a Jerusalén y fue a casa de su amigo, que le estaba esperando. Encontraron todo preparado: el cordero, las lechugas amargas, los panes sin levadura, los bastones y las demás cosas necesarias para celebrar la Pascua. A la hora indicada inició el Señor la ceremonia: sacrificaron el cordero, rociaron con su sangre el umbral de la casa, y lo asaron al fuego; luego el Señor se calzó, se ciñó el vestido, tomó el bastón y se puso en pie junto a la mesa, y los apóstoles hicieron lo mismo: después comieron el cordero con pan sin levadura y lechuga amarga, de pie y de prisa, como quien está de paso. Los judíos hacían todo esto en recuerdo de su liberación y salida de Egipto, y era también como una figura o símbolo de la liberación del pecado que habíamos de conseguir gracias a la sangre derramada por Jesucristo Nuestro Salvador, en aquel momento, y con una gran entereza, estaba comenzando su Pasión.

Terminada la ceremonia, dejaron los bastones y se sentaron a la mesa para la cena ordinaria. Mientras comían, el Salvador, con toda su ternura, puso de manifiesto el tremendo amor que sentía por sus apóstoles, diciéndoles cuánto había deseado cenar con ellos antes de morir. «He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros antes de padecer». El misterio que iba a suceder en aquella cena era tan grande, que necesitaba para realizarse del infinito deseo del Hijo de Dios. Les dijo también que aquélla era su última cena, y que ya no cenaría más con ellos hasta que se viesen juntos en el Banquete del Cielo, donde todo deseo se cumple. «Vosotros habéis estado conmigo y no me habéis abandonado en los momentos de prueba», por eso estaréis también conmigo cuando yo triunfe: «Yo dispongo que mi reino sea para vosotros, como mi Padre ha dispuesto que su reino sea para Mí, para que os sentéis conmigo a mi mesa y comáis y bebáis; y luego os sentaré sobre tronos como jueces de las doce tribus de Israel». Esto decía el Salvador a sus amigos, consolándoles, porque quedaban huérfanos, y les prometía una gran herencia para después de su muerte.

Historia de la Sagrada Pasión