Hospitalidad

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Omnipotencia humana

EN TIEMPO DE LOS PATRIARCAS

«Señor mío, si te he caído en gracia, ea, no pases de largo cerca de tu servidor. Ea, que traigan un poco de agua y lavaos los pies y recostaos bajo este árbol, que yo iré a traer un bocado de pan, y repondréis fuerzas». Dijeron ellos: «Hazlo como has dicho» (Gen 18, 3-5).

 

EN TIEMPO DE LOS PROFETAS

-Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por nuestra casa. Vamos a prepararle una habitación pequeña, cerrada, en el piso superior; le ponemos allí una cama, una mesa, una silla y un candil y así cuando venga a visitarnos se quedará aquí (1Re 4,14-15).

 

EN EL SALTERIO

Dichoso el que se apiada y presta (Sal 112, 6)

 

EVANGELIO

“El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro” (Mt, 10,42).

 

PRIMEROS CRISTIANOS

“Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno” (Act 2, 44-45).

 

LOS PADRES

¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso de agua? (San Juan Crisóstomo)

 

EXPERIENCIA MÍSTICA

Tengo sed de Ti. Tengo sed de amarte y de que tú me ames. Tan precioso eres para mí que Tengo sed de Ti. Ven a Mí y llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré una nueva creación y te daré la paz aún en tus pruebas. Tengo sed de Ti. Nunca debes dudar de Mi Misericordia, de mi deseo de perdonarte, de Mi anhelo por bendecirte y vivir Mi vida en ti, y de que te acepto sin importar lo que hayas hecho. Tengo sed de Ti (Santa Teresa de Calcuta).

 

CONSIDERACIÓN

Es tiempo de verano, de convivencia y de hospitalidad. Algunos, al acoger, recibieron a ángeles. Y también es tiempo de contemplación, de dejarte amar por Dios, de saciar su sed de ti.


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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