«No penséis, hijas mías, que la oración sea obra del espíritu humano, es un don especial del Espíritu Santo, que eleva las potencias del alma sobre las fuerzas naturales, para unirse a Dios por sentimientos y comunicaciones de que son incapaces el raciocinio y la sabiduría de los hombres.- Los caminos por los cuales conduce El a las almas santas en este ejercicio (que es, sin duda alguna, el ejercicio más divino de una criatura razonable) son sorprendentes en su variedad y dignos de toda loa, pues nos llevan a Dios y bajo su guía; pero no debemos inquietarnos por seguirlos todos, ni siquiera escoger alguno según nuestro propio parecer; lo que importa es reconocer el efecto de la gracia en nosotros, y serle fieles» (Resumen del espíritu interior de las religiosas de la Visitación, explicado por San Francisco de Sales y recogido por Mons. Maupas).