Cuarto misterio glorioso. La asunción de la Virgen María al cielo.
«Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva -porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo» (Ap 21,1-2)
El Reino de los cielos, del cual nos separan dos pasos todavía. Si, nosotros tenemos un Reino, el Reino de los cielos. No nos atemos a las cosas de la tierra, que se parecen tan poco al Reino verdadero; un poco de barro, un poco de alimento, un poco de lana, he aquí lo que nos ofrece la tierra. ¡Qué locura apegarse a esto, nosotros reyes, nosotros poseedores del Reino celeste! (M S.E., 360)