Oración mental es una elevación del espíritu a Dios, con actual o virtual súplica de lo que de seamos. La actual se hace cuando con palabras mentales se pide a Dios alguna gracia en esta o semejante forma: Señor mío y Dios mío, concededme esta gracia para honra y gloria vuestra; o de este otro modo: Dios mío, creo firmemente que será de vuestro agrado y de vuestra gloria, que yo os pida y alcance esta gracia: cúmplase, pues, en mí, vuestra divina voluntad. La súplica virtual se hace cuando elevamos nuestro espíritu a Dios para obtener alguna gracia, representándole nuestra necesidad, sin decir palabra alguna, ni hacer otra consideración; como cuando yo elevo la mente a Dios, y en su presencia reconozco que de mí mismo no soy capaz de defenderme del mal, ni de obrar el bien, y encendido de un ardiente deseo de servirle, fijo la vista en su Bondad, esperando su socorro con humildad y confianza. Este conocimiento de mi flaqueza, este deseo de servir a Dios, y este acto de fe, producido en su divina presencia, es una oración con que virtualmente pido lo que necesito; cuanto más puro fuere el conocimiento, cuanto más abrasado el deseo, y cuanto más viva la fe, tanto mayor será la eficacia de la oración para obtener la gracia suspirada. Hay también otra especie de oración virtual más reducida y breve, la cual se hace con una simple vista del alma, que expone a los ojos del Señor su indigencia para que la socorra y esta vista no es otra cosa que un tácito recuerdo y súplica de aquella gracia que anteriormente le hemos pedido.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)