Verdadera libertad

1988

Que el Señor nos dé esta prudencia espiritual, para entender bien donde está mi corazón, a qué tesoro está unido mi corazón. Y también nos dé la fuerza de desencadenarlo, si está encadenado, para que se haga libre, luminoso y nos dé esta felicidad bella de los hijos de Dios: esa verdadera libertad.

Homilía Santa Marta 20 Junio 2014