Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.
¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
puede caber igual parte
de la culpa original?
De toda mancha estáis libre:
¿Y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?
Si los hijos de sus padres
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dió a luz la libertad?
De Adán el primer pecado
no vino en vos a caer;
que quiso preservaros
limpia como para él.
De vos el Verbo encarnado
recibió el humano ser,
y quiere todapureza
quien todopuro es también.
Si es Dios autor de las leyes
que rigen la humana grey,
para engendrar a su Madre
¿no pudo cambiar la ley?
Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel,
y, si es todopoderoso,
¿con vos no lo habrá de ser?
Que honrar al hijo en la madre
derecho de todos es,
y ese derecho tan justo,
¿Dios no lo debe tener?
Porque es justo, porque os ama,
porque vais su madre a ser,
os hizo Dios tan purísima
como Dios merece y es. Amén.