Mi familia, querida Santa Ana, es el corazón de mi vida. Es mi pequeña Iglesia. Ten cuidado de ella. Protéjela de todo peligro físico y espiritual.
En tu hogar vivían felices Joaquín, tu esposo, y la pequeña María. Más tarde recibiste con cariño a tu yerno José, y sobretodo tu nieto Jesús, nuestro Salvador.
Que tu familia sea para nosotros un ejemplo de vida. Que crezca entre nosotros la acogida, el diálogo, la ayuda mutua y un amor profundo. Si se destroza mi familia por la separación o el divorcio, seas para nosotros un camino de esperanza y reconciliación.
Santa Ana, esposa, madre y abuela, bendiga a todos los miembros de mi familia. Guárdanos fieles en el amor del Señor. Haz que seamos atentos a las necesidades de otras familias y protéjelas. Amén
