Nuestro hijo, Señor, es también tuyo; está alejado de nosotros, pero está contigo y tu paternidad nos consuela. En ti permanecemos unidos.
Tú ves lo que nosotros no vemos; tu eres amorosamente providente. Aleja de él todo peligro. Protégelo ahora que está lejos de casa. Confiamos en ti, porque eres el mejor de los padres.
Amén.