Ella es mi máxima esperanza

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Nos exhorta San Bernardo a recurrir siempre a esta divina Madre, ya que sus súplicas son siempre escuchadas por su divino Hijo.

Acudamos a María, exclama con fervoroso acento, lo digo sin vacilar…, el Hijo oirá a su Madre.

A continuación añade: Hijos míos, Ella es la escala de los pecadores. Ella mi máxima esperanza, Ella, toda la razón de confianza del alma mía.

La llama escala, porque así como no podemos subir el tercer escalón sin poner antes el pie en el segundo, de la misma manera nadie llega a Dios sino es por medio de Jesucristo, y a Jesucristo nadie llega sino por medio de María.

Y añade que es su máxima esperanza y el fundamento de su confianza porque Dios ha dispuesto que todas las gracias nos pasen por manos de María.

Por esto concluye recordándonos que todas las gracias que queramos obtener, las pidamos por medio de María, porque ella alcanza todo lo que quiere y sus oraciones jamás serán desatendidas.

He aquí sus textuales palabras: Busquemos la gracia, y busquémosla por medio de María, porque halla todo lo que busca y jamás pueden ser frustrados sus deseos.

No de distinta forma hablaba el fervoroso San Efrén: Sólo una esperanza tenemos, decía, y eres tú, Virgen purísima.

San Ildefonso, vuelto a la misma celestial Señora, le hablaba así. La Majestad divina ordenó que todos sus bienes pasaran por tus manos benditas. A Ti están confiados todos los tesoros divinos y todas las riquezas de las gracias.

San Germán le decía todo tembloroso: ¿Qué será de nosotros si Tú nos abandonas, vida de todos los cristianos?

San Pedro Damián: En tus manos están todos los tesoros de las misericordias de Dios.

San Antonio: Quien reza sin contar contigo es como quien pretende volar sin alas.

San Bernardino de Sena: Tú eres la dispensadora de todas las gracias: nuestra salvación está en tus manos. En otro lugar llegó a afirmar el mismo Santo que no tan sólo es María el medio por el cual se nos comunican todas las gracias de Dios sino que desde el día en que fue hecha madre de Dios, adquirió una especie de jurisdicción sobre todas las gracias que se nos conceden. Sigue ponderando la autoridad de la Virgen con estas palabras, Por María, de la cabeza de Cristo, pasan todas las gracias vitales a su cuerpo místico. El día en que siendo Virgen fue hecha Madre de Dios, adquirió una suerte de posesión y autoridad sobre todas las gracias que el Espíritu Santo concede a los hombres de este mundo, que nadie jamás obtendrá gracia alguna, sino según lo disponga esta Madre piadosísima. Y añade esta conclusión, Por tanto, sus manos misericordiosas dispensan a quien quiere dones, virtudes y gracias.

Y lo mismo confirma San Bernardino de Sena con estas palabras: Ya que toda la naturaleza divina se encerró en el seno de María, no temo afirmar que por ello adquirió la Virgen cierta jurisdicción sobre todas las corrientes de las gracias, pues fue su seno el océano del cual salieron todos los ríos de las divinas gracias.