Gestos de los discípulos ante el Resucitado

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Gestos de los discípulos ante el Resucitado

Las diez preguntas del Resucitado a los suyos, las tres cuestiones que se plantean los discípulos ante el Señor, los consejos del Maestro y los diálogos que con Él mantienen sus más íntimos fueron acompañados con diversos gestos.

¿Cómo reaccionaron los discípulos al ver a Jesús Resucitado?

Al sumar las diferentes secuencias evangélicas que narran las escenas de las apariciones de Cristo resucitado a los suyos, nos sorprendemos al ver cómo quedan afectados todos los sentidos corporales. Con ello interpreto con que es una forma de demostrar la realidad histórica de la resurrección de Jesucristo.

Las mujeres, «acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron» (Mt 28, 9). «María Magdalena fue y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.» (Jn 20, 18). «Los discípulos se alegraron de ver al Señor.» (Jn 20, 20). «Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.» (Lc 24, 42) «Levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén (…) Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.» (Lc 24, 33-35).

Toca todos los sentidos

Santa Teresa de Jesús, en las descripciones de sus experiencias místicas, apela igualmente a los sentidos corporales para decir de lo que ella veía y sentía, aunque fueran fenómenos interiores. «Mas sé de esta persona que muchos años, aunque no era muy perfecta, cuando comulgaba, ni más ni menos que si viera con los ojos corporales entrar en su posada el Señor, procuraba esforzar la fe, para que, como creía verdaderamente entraba este Señor en su pobre posada, desocupábase de todas las cosas exteriores cuanto le era posible, y entrábase con El. Procuraba recoger los sentidos para que todos entendiesen tan gran bien, digo, no embarazasen al alma para conocerle. Considerábase a sus pies y lloraba con la Magdalena, ni más ni menos que si con los ojos corporales le viera en casa del fariseo. Y aunque no sintiese devoción, la fe la decía que estaba bien allí» (Camino de Perfección 34, 7).

¿Cuál es el significado real de estas reacciones que se narran?

En cada uno de los gestos observamos una profunda significación, que no se reduce a lo estrictamente material. Abrazar los pies, contar lo que han visto y oído, ponerse el vestido, postrarse, son acciones que tienen un sentido teologal, de relación enamorada y de testigos autentificados, porque no se inventa lo que se puede contrastar al menos por dos fuentes, cuánto más si en los relatos se ponen por testigos los ojos, las manos, los oídos, los labios, el gusto, el cuerpo entero. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, (Lc 24, 52). «Se puso el vestido – pues estaba desnudo – y se lanzó al mar.» (Jn 21, 7).

La actitud de adoración, el reconocimiento del Señor, la alegría interior que experimentan los discípulos son referencias de las actitudes de los testigos, e invitación actual para quienes deseamos celebrar la Pascua. Sin embargo, siempre tendremos el riesgo de mirar hacia atrás, como le sucedió a Simón Pedro. «Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»» (Jn 21, 20).

Finalmente, cuando la experiencia entusiasma, se convierte en revulsivo que impulsa a anunciarla. «Ellos salieron a predicar por todas partes.» (Mc 16, 20).


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente

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