Oración de los primeros cristianos para después de la comunión

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Oración de los primeros cristianos para después de la comunión

Las manos que se extendieron y recibieron los misterios sagrados para el perdón de los pecados, fortifícales. Señor. Haz que sean dignas de ofrecer cada día sus trabajos a tu Divinidad.
Los labios que en tu santuario tus alabanzas entonaron, haz que sean dignos de cantar tu gloria.
Los oídos que oyeron la voz de tu glorificación, no perciban, Señor, la voz del temor.
Los ojos que vieron tu amor vean, Señor, un día, tu bienaventurada esperanza.
Las lenguas que cantaron «Santo», enséñales a decir la verdad.
Los pies que anduvieron en el recinto de tu Iglesia, dirígelos a la morada de tu luz.
Los cuerpos que con tu cuerpo vivo se nutrieron, restáuralos en la vida renovada.
A estos fieles reunidos que adoramos tu Divinidad, acreciéntanos tu gracia, para que todos seamos dignos de cantar en tu Morada: «¡Gloria al Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos!» Amén.