- La santidad no consiste en llevar a cabo cosas extraordinarias. Consiste en aceptar con una sonrisa lo que Jesús nos envía. Consiste en aceptar y seguir la voluntad de Dios.
- Si realizamos nuestro trabajo por Dios y por su gloria, podemos hacernos santos.
- El motivo que debe empujarnos a ser santos no debe ser otro que permitir que Cristo viva su vida en nosotros.
- «Quiero ser santo» significa: quiero despojarme de todo lo que no es Dios; quiero exprimir mi corazón y vaciarlo de toda cosa creada; quiero vivir en pobreza y desapego.
- Tenemos tanta necesidad de orar como de respirar. Sin la oración no podemos hacer nada.
- Hay personas que, con tal de no orar, pretextan que la vida es tan agitada que les impide hacerlo. No debe ocurrir esto. La oración no nos exige interrumpir nuestra tarea, sino que sigamos desarrollándola como si fuera una oración. No es necesario estar permanentemente en meditación, ni que experimentemos la sensación consciente de que estamos hablando con Dios, por más que sería muy agradable. Lo que importa es estar con Él, vivir en Él, en su voluntad. Amar con un corazón puro: amar a todos, especialmente a los pobres, es una oración que se prolonga durante las veinticuatro horas del día.
- Orar no es pedir. Orar es ponerse en manos de Dios, a su disposición, y escuchar su voz en lo profundo de nuestros corazones.
- Se puede rezar mientras se trabaja. El trabajo no impide la oración y la oración no interrumpe el trabajo. Basta con una pequeña elevación de la mente hacia Dios. Basta con decirle: — Señor, te amo. Confío en Ti. Tengo fe en Ti. Tengo necesidad de Ti ahora mismo. Pequeñas expresiones como ésta son oraciones magníficas.
- Lo que nosotros decimos carece de importancia. Lo que importa de verdad es lo que Dios dice a las almas por nuestro medio.
- Podemos llevar nuestro esfuerzo hasta la extenuación. Podemos emborrachamos a trabajar. Si lo que hacemos no está permeado de amor, nuestro trabajo será inútil a los ojos de Dios.
- Debemos tratar de ser amables y corteses los unos con los otros, y ser conscientes de que no es posible amar a Cristo si no lo amamos en el prójimo