Beber del mismo torrente del Rey para levantar la cabeza

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Beber del mismo torrente del Rey para levantar la cabeza

Comentario a la catequesis del Papa. Audiencia del 16 de noviembre de 2011

El Papa ha concluido este miércoles la sección de la oración en los salmos en su catequesis, y lo ha hecho con el salmo 110. Este salmo, que habla de un rey davídico, supera el hecho histórico específico para aplicarse también a Cristo, el Mesías victorioso, Rey del Universo. Sugiero dos ideas nos pueden ayudar para rezar con este salmo:

1. La victoria de Cristo es nuestra victoria.

Cristo combate con la fuerza de Dios y, no obstante todas las cosas que nos hacen dudar sobre el desenlace positivo de la historia, vence Cristo y vence el bien, vence el amor y no el odio. A través de los sacramentos, Cristo nos infunde la gracia en nuestra alma para vencer nosotros también el mal en nuestras vidas, principalmente el de nuestro propio corazón. Participamos de la condición real de Cristo y de su fuerza.

A la entrada de la basílica de San Pedro en Roma, en el suelo, hay una piedra de pórfido en forma de círculo. El pórfido es una piedra roja usada como signo de distinción. Proviene de las civilizaciones asirio-babilónica y egipcia. Los antiguos egipcios encontraron y comenzaron a usar este material para los faraones ya que se distinguía por su color, su dureza y su resistencia superiores al granito. Características que, prácticamente, la hacen eterna. Pues bien, sobre esa piedra de la basílica el Papa León III coronó emperador a Carlomagno la noche de navidad del año 800. Dicen que esa piedra se convirtió en “piedra real” y que quien la pisara era reo de muerte, pues solo el rey la podía pisar. En la nueva basílica vaticana, por el contrario, la pusieron a la entrada para que todos la pisaran, jugando con el siguiente simbolismo: todo el que entra en la basílica pisa la piedra real, como diciendo “yo soy rey”; del mismo modo, todo aquel que entra en la Iglesia a través de los sacramentos participa de la condición de Cristo, rey del universo.

2. Beber para levantar la cabeza.

El versículo 7 dice que el rey bebe de un torrente de agua, encontrando en él fuerza y nuevo vigor. Eso es la oración para nosotros: un parar en el camino, beber del torrente de la oración y seguir caminado con nueva fuerza y vigor. En la oración bebemos de la misma fuente que Cristo y participamos de su fuerza.

Aquí puedes leer la catequesis del Papa Benedicto XVI del 16 de noviembre de 2011


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