“La resurrección es obra del Padre que mediante su Espíritu, da vida al cuerpo de Cristo que yace en el sepulcro; igual que en la misa, el Espíritu da vida al pan transformándolo en el cuerpo de su Hijo.”
(Rainiero Cantalamessa) Ver original
“La Pascua es un paso sobre, cuando Dios o su ángel pasa sin herir las casas de los hebreos en Egipto; es un paso a través cuando indica al pueblo que pasa de Egipto a la tierra prometida y de la esclavitud a la libertad; un paso hacia lo alto cuando el hombre pasa de las cosas de aquí abajo a las de arriba; un paso afuera cuando el hombre sale de la esclavitud del pecado; un paso hacia delante, cuando el hombre progresa en la santidad.”
(Rainiero Cantalamessa) Ver original
“Ha comenzado el reino de la vida y se ha disuelto el imperio de la muerte. Ha aparecido otro nacimiento, otra vida, otro modo de vivir, la transformación de nuestra misma naturaleza. ¿De qué nacimiento se habla? Del de aquellos que no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.”
(San Gregorio de Nisa) Ver original
“Considera también la alegría que la Sacratísima Virgen recibiría este día con la visita del Hijo resucitado, pues es cierto que así como Ella fue la que más sintió los dolores de su pasión, así fue la que más gozó de la alegría de su resurrección. Pues, ¿qué sentiría cuando viese ante sí a su Hijo vivo y glorioso, acompañado de todos aquellos Santos Padres que con El resucitaron? ¿Qué haría? ¿Qué diría? ¿Cuáles serían sus abrazos y besos y las lágrimas de sus ojos piadosos? ¿Y los deseos de irse tras Él, si le fuera concedido? “
(Tratado de La Oracion Y Meditacion – Pedro de Alcantara) Ver original
«Tú, Señor, que asumiste la existencia, la lucha y el dolor que el hombre vive, no dejes sin la luz de tu presencia la noche de la muerte que lo aflige. Te rebajaste, Cristo, hasta la muerte, y una muerte de cruz, por amor nuestro; así te exaltó el Padre, al acogerte, sobre todo poder de tierra y cielo. Para ascender después gloriosamente, bajaste sepultado a los abismos; fue el amor del Señor omnipotente más fuerte que la muerte y que su sino. Primicia de los muertos, tu victoria es la fe y la esperanza del creyente, el secreto final de nuestra historia, abierta a nueva vida para siempre. Cuando la noche llegue y sea el día de pasar de este mundo a nuestro Padre, concédenos la paz y la alegría de un encuentro feliz que nunca acabe. Amén.»
(Liturgia de las Horas) Ver original