Aceptación de la muerte

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Aceptación de la muerte

Oh Señor Dios mío, con toda mi voluntad y con resignación acepto desde ahora cualquier género de muerte que te dignes enviarme, con todos los dolores, penas y congojas que la acompañen.
Recomendación del alma del moribundo
Cuando el alma se halle angustiada por el combate de su separación del cuerpo, se pueden decir las siguientes oraciones:
Alma cristiana, al salir de este mundo marcha en el nombre de Dios, Padre todopoderoso, que te creó; en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió por ti; en el nombre del Espíritu Santo, que sobre ti descendió.
Entra en el lugar de la paz y que tu morada esté junto a Dios en Sión, la ciudad santa, con santa María Virgen, Madre de Dios, con san José y todos los ángeles y santos.
Querido hermano, te entrego a Dios y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu Hacedor, que te formó del polvo de la tierra. Y al dejar esta vida, salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos.
Que Cristo, que sufrió muerte en la cruz por ti, te con-ceda la libertad verdadera. Que Cristo, Hijo de Dios vivo, te aloje en su paraíso. Que Cristo, buen Pastor, te cuente entre sus ovejas. Que te perdone todos los pecados y te agregue al número de sus elegidos. Que puedas contemplar cara a cara a tu Redentor y gozar de la visión de Dios por los siglos de los siglos. Amén.
A ti acudo, san José, Patrono de los moribundos; a ti, en cuyo tránsito estuvieron solícitos Jesús y María; por estas dos carísimas prendas te encomiendo encarecida-mente el alma de este tu siervo(a) N., que lucha en la última agonía; para que por tu protección sea libre de las ase-chanzas del diablo y de la muerte perdurable, y merezca llegar a los goces eternos. Por el mismo Cristo, nuestro Señor. Amén.