«El voto, es decir, la promesa deliberada y libre hecha a Dios acerca de un bien posible y mejor, debe cumplirse por la virtud de la religión» (CIC can.1191,1). El voto es un acto de devoción en el que el cristiano se consagra a Dios o le promete una obra buena (CIC 2102)
- Silencio, llamado y vocación II
Castidad, obediencia y silencio
En el artículo anterior, introdujimos el tema de de los consejos evangélicos y su relación con el silencio. Hablé, incluso, de la pobreza y cómo podemos vivir mejor el silencio y el consejo de la pobreza. En esta ocasión, continuaremos reflexionando sobre el silencio y los consejos de la obediencia y castidad.
Obediencia y silencio
Muy similar es la acción del silencio en el consejo evangélico de la obediencia. Sería ligero considerar este voto como la simple renuncia a poder decidir qué hacer o cómo obrar. Este sería el punto de partida, lo visible y externo de nuestra obediencia. La verdadera obediencia es silencio de nosotros mismos y de nuestras facultades.
- Oración por los hijos, vírgenes, madres y viudas
- Señor, muéstrame tu rostro de Misericordia
- Santo Tomás de Aquino: el buey silencioso que iluminó a la Iglesia con sus mugidos
Vida
El benjamín de los condes de Aquino nació en 1224 ó 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Nápoles. Su madre era descendiente de los jefes normandos que fundaron el Reino de las Dos Sicilias. Su padre, uno de los más poderosos señores feudales de Italia meridional. Ambos deseaban tener un hijo sacerdote, pero ninguno había perseverado en el convento. Su última esperanza era Tomás, que fue confiado a los monjes de Montecassino a los 6 seis años, para ver si con el tiempo sucedía al abad.
Cuando el emperador Federico II, en guerra contra el Papa, atacó Montecassino y dispersó a los monjes, Tomás tuvo que volver a casa. Sus padres lo mandaron a estudiar a la universidad de Nápoles, pensando en su futura carrera eclesiástica. Allí conoció a los dominicos. Estos habían abandonado el voto de estabilidad de los benedictinos y acudían, a la voz de sus superiores, a cualquier lugar de la Iglesia donde su presencia fuera útil. Nunca se movían con un gran séquito, sino más bien viajaban a pie, mendigaban su pan y vivían en las grandes ciudades, en contacto con el pueblo y las universidades. Tomás sintió la vocación e ingresó en la nueva Orden tras la muerte de su padre.
- Qué es buscar lo más perfecto