De la esencia del alma y de esta porción elevada derivan en nosotros dos facultades superiores, la inteligencia y la voluntad. La inteligencia conoce, no solamente las cualidades sensibles, los colores, los sonidos, sino que conoce el ser, lo real inteligible, de las verdades necesarias y universales… Como la inteligencia conoce el bien de una manera universal… igualmente, y como una consecuencia, la voluntad puede amar este bien y querer realizarlo (Las tres edades de la vida interior)
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