Jefe de los ángeles, que dará la señal de la resurrección final (Tes 4, 16). 2. Título dado habitualmente a Miguel (Jds 9), Gabriel y Rafael (O. de La Brosse, Diccionario del Cristianismo)
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Jefe de los ángeles, que dará la señal de la resurrección final (Tes 4, 16). 2. Título dado habitualmente a Miguel (Jds 9), Gabriel y Rafael (O. de La Brosse, Diccionario del Cristianismo)
Un saludo que agrada a Dios, a los ángeles y a los hombres dijo el Papa:
Hoy la Iglesia celebra solemnemente la concepción inmaculada de María. Como declaró el beato Pio IX en la carta apostólica Ineffabilis Deus de 1854, Ella “fue preservada, por particular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original”. Tal verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirigió el arcángel Gabriel: “Alégrate, llena de gracia. El Señor está contigo” (Lc1,28).
“El mundo no sólo tiene hambre de alimento, sino también de belleza”. Con estas palabras, la beata Madre Teresa de Calcuta nos ayuda a entender la invitación del Santo Padre a volver al arte cristiano como lugar privilegiado para la oración. La visión de un artista dotado, lleno de éxito y de fe nos puede hacer ver un destello de la belleza de Dios, encendiendo así la primera chispa del encuentro con su amor. En esto consiste básicamente la oración.
Para honrar a María en su Inmaculada Concepción, quiero comentar una bella oración, que seguramente muchos de vosotros no sólo recordáis sino que rezáis con frecuencia. Toda ella es un elogio a la Madre de Dios y Madre nuestra, pero también es expresión de los deseos de nuestro corazón, al tiempo que una petición filial de protección. Me refiero a "Bendita sea tu pureza".
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