Período de un año, que comienza el primer domingo de adviento y durante el cual la liturgia representa ritualmente los diferentes aspectos del misterio de la salvación (O. de La Brosse, Diccionario del Cristianismo)
- El Espíritu Santo nos guía en las Escrituras
- ¿Cómo rendimos cuentas a Dios?
- ¿Es necesario tratar con Dios o basta «creer»?
Si te preguntas con seriedad: ¿Quién es Dios para mí? tal vez te encuentres con que en la práctica, para ti, Dios es una idea, un concepto, un tema, una nebulosa o una energía, y no una persona tratable.
Para quien se encuentre en esta situación, tal vez Dios esté en el horizonte de su vida, pero sólo en el horizonte. Tal vez Jesucristo no sea para él un compañero de camino. Por lo mismo, no trata con Él (no hace oración). A veces habla sobre él, expresa su opinión sobre temas religiosos, pero no lo conoce personalmente. O quizá no sepa cómo hacerlo o no le encuentre sentido. O tal vez sí lo ha conocido y en otro tiempo lo ha tratado, pero otros intereses han ido llenando su vida y Él pasó a un segundo plano. A veces se acuerda de Él, pero no le dedica tiempo. Cualquier joven estará de acuerdo en que acordarse de su novia no es suficiente, sino que quiere estar con ella. Lo mismo unos buenos padres respecto a sus hijos.
- Salmo 117: Dad gracias al Señor porque es bueno
- Navidad y Gloria de Dios
Reconozcamos la Gloria de Dios
En el tiempo de Navidad resuenan en nuestros oídos y en nuestros corazones las palabras del coro de los ángeles a los pastores de Belén: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor” (Lc 2, 14). En la Navidad hablamos mucho, - y con toda razón- de paz, pero a veces nos podemos olvidar de la primera parte del canto celeste: “Gloria a Dios en el cielo”. La Iglesia nos habitúa a decir con frecuencia la doxología “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo”. En los domingos del año litúrgico se entona en la Misa el “Gloria”, que recoge el canto de los ángeles. Pero corremos el riesgo de habituarnos a usar una palabra cuyo significado no entendemos bien.