Sacar la propia fuerza de Dios por medio de la oración

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Si deseáis encontraros con Dios y no sabéis cómo, aprended a orar, esforzaos simplemente en orar cada día. Podéis orar donde sea, en el momento que sea. En absoluto es necesario estar dentro de una capilla o en alguna iglesia. Podéis orar mientras trabajáis: el trabajo no impide la oración, ni la oración el trabajo. Si sentís la necesidad de una ayuda, podéis pedir consejo a un sacerdote o a un pastor de almas.

Intentad dirigiros directamente a Dios. Hablad con él, decídselo todo, espontáneamente, directamente, tal como viene. Él es nuestro Padre, el Padre de todos. Cualquiera que sea nuestra religión, todos hemos sido creados por él y somos sus hijos. Podemos, pues, tener confianza en él, amarle, creer en él, trabajar por él. Cuando oramos, nuestros problemas se resuelven en la medida que es buena para nosotros. Sin la oración, yo no podría llevar a cabo mi trabajo, aunque fuera tan sólo media hora. Yo saco mi fuerza de Dios por medio de la oración.